Había una vez en un país muy lejano, una pareja de reyes que se querían con locura y eran muy felices, aunque esa felicidad no era del todo completa ya que la pobre reina comenzaba a tener una edad y no podía tener hijos, algo que la apenaba profundamente puesto que ese era su deseo . Un día, la reina empezó a encontrarse mal y cuál fue su sorpresa cuando el médico del Palacio le dijo que ¡estaba embarazada! Los reyes ahora sí que tenían una felicidad completa y a menudo, se pasaban las hora sentados en el patio del palacio pensando cómo sería su hijo, ¿sería niño o niña?, ¿A quién se parecería más?
Por fin el gran día llegó y la reina dio a luz a una pequeña niña preciosa y aunque todo el reino pensaba que sería un heredero estaban muy contentos de que llegara una nueva criatura a la cuidad.
Al cabo de los años, cuando la Princesa sólo tenía siete años, la reina se puso muy enferma. La Princesa no entendía muy bien que pasaba sólo veía que su padre estaba muy preocupado y que apenas salía del dormitorio donde se encontraba su madre. Pero de repente, su padre salió de la habitación y fue en su busca para decirla que su madre se había ido a un lugar mejor y que ella nunca debería olvidar quien era su madre y lo mucho que la quería y la seguiría queriendo.
Siguieron pasando los años en el reino sin ninguna novedad, el rey ya empezaba a ser un poco mayor y en todos estos años sin su esposa no había querido casarse ya que no había conseguido olvidarse de la reina y no tenía muchas ganas de conocer a otra persona y mucho menos de que ocupará el lugar de madre con su hija.
El rey estaba muy preocupado porque él ya empezaba a notar el paso de los años y no quería dejar a su podre hija sola sin un padre ni una madre, por eso decidió buscar un esposo para su hija en los diferentes reinos del país. Esta idea no le gustó mucho a la Princesa ya que ella no entendía la idea de casarse sin ni siquiera conocer a ese joven y mucho menos entendía un matrimonio sin amor ya que ella siempre había sido consciente del gran amor que sentía su padre por su madre y viceversa.
El padre de la Princesa encontró un candidato perfecto en un reino cercano al suyo y decidió celebrar el día después de que la princesa y el Príncipe se conocieran. La noche del encuentro fue un poco incómoda puesto que a la Princesa no le gustaba nada ese chico porque era demasiado egoísta y creído.
La Princesa discutió mucho con su padre esa noche porque no quería casarse con ese chico y le dijo a su padre que no le importaba quedarse sola además, ella estaba segura de que su padre viviría mucho tiempo. Pero, su padre enfadado la grito y la dijo que no era una cosa cuestionable que ella se casaría con él y punto.
La Princesa entonces, se vio con la obligación de huir de ahí porque aunque quería mucho a su padre y le iba a echar de menos, no podía aceptar casarse con un hombre al que no amaba y sobre todo al que no aguantaba. Esa noche, cuando todo palacio estaba durmiendo, ella guardo en una mochila pequeña ropas y tres objetos de su difunta madre. Estos objetos eran un colgante que su madre tenía con su foto y la de ella cuando era pequeña, junto con unos pendientes de diamantes y una pulsera que decía su nombre.
La Princesa anduvo mucho por el bosque hasta que llegó a un reino situado al otro lado del bosque y por lo tanto, al otro lado de su reino. Allí decidió pedir trabajo para ganarse la vida ya que ella aunque era una Princesa siempre había ayudado en la cocina pues le fascinaba cocinar.
En el reino, buscaban a una nueva cocinera y la Princesa fue elegida entre todas las candidatas. Una vez dentro del palacio y en concreto de la cocina, conoció a muchas personas agradables que se portaban fenomenal con ella pero también conoció al apuesto príncipe ya que al igual que a ella, él estaba fascinado por la cocina.
Los padres del Príncipe, decidieron con el consentimiento de éste, hacer una fiesta en palacio donde se encontrará a la esposa del joven. La princesa decidió presentarse ya que ella y el príncipe había tenido muy buena química y se reían mucho en los ratos que pasaban juntos en la cocina.
Esa noche, loa Princesa sacó de su mochila el vestido más bonito que se había visto nunca y que perteneció a su madre. Cuando apareció en la fiesta, el Príncipe se quedo fascinado por la belleza de esa chica y no hasta que se acercó a ella no fue cuando la reconoció.
El Príncipe le dijo que siempre le había parecido la chica más guapa del lugar pero que ahora que la había visto así estaba más y más convencido que tenía que ser para él y que su destino era pasar toda la vida junto a ella. A la Princesa le daba mucha vergüenza que el príncipe le dijera eso aunque la verdad era que ella sentía exactamente lo mismo, sin embargo, tenían un problema, ¿Cómo podrían convencer a los padres del Príncipe para que permitiesen la boda? Pues bien, la Princesa decidió contarle la historia e ir los cuatro juntos a su reino para que conocieran a su padre.
Cuando llegaron al reino de la Princesa, el rey no se podía creer que esa fuera su hija pues ella había desaparecido de la noche al día y cuando envió a varios guardias a buscarla, estos volvieron diciéndole que su pequeña había fallecido. Para que el rey se fiara de ellos y sobre todo de ella, la Princesa le enseñó a su padres los tres objetos que había cogido de su madre y le suplicó que la perdonara que tuvo que huir porque ella quería casarse estando enamorada y no por obligación.
El rey se puso muy contento y organizó en el Palacio una fiesta para celebrar, no sólo la vuelta de su pequeña sino también la futura boda de ésta con el Príncipe. Finalmente, los príncipes de los dos reinos se casaron haciendo que ambos reinos se unieran y su padre nunca sintiera que su pequeña estaba sola. Los dos enamorados vivieron felices para siempre.